martes, 14 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #6

De una muerte anunciada.


Me encanta como Gabo arranca diciendo:
El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana...
blablabla.
Siempre me encantó eso de saber el final desde un principio, y de a poco ir viendo como se va llegando a la resolución. Es apasionante. Y Gabo es el mejor en eso.
Pero en las novelas o las películas, claro.

Hoy por primera vez caí en cuenta realmente de los eventos y de como se dieron.
Me sentí tan al pedo que no me gustó ni medio.
Ordené un poco.
Fui al super.
Volví. Almorcé un pan.
Hablé con un par de gentes por chat, como siempre.
Mendigué trabajo por mail que jamás me van a dar.
Me di vergüenza.
Caminé dos cuadras pero volví porque me dio mucho calor.
Me tomé el frapuccino más feo del mundo acá al lado. Y me dije -por veinte pesos que querés.
Y si.
Vinieron las chicas del trabajo.
Y yo no trabajé.
Luego me enteré que ya ni importo, total me voy.
Lo único que más me jodió.

Evidentemente hoy caí en cuenta, realmente, de los eventos, y me sentí un poco Santiago Nasar.
De como el pueblo entero de Macondo sabía de su trágica y triste muerte anunciada.
Pese a su inocencia, el pobre Santiago terminó con los chinchulines colgando,
desparramando un olor a mierda insoportable por todos lados.
Demasiado exageradamente, por supuesto, me sentí un poco Santiago Nasar, con sus chinchulines colgando.

Más tarde y curiosamente cuando pensé que ya no iba a encontrar jamás las 3 cosas buenas del día, viéndome en mi lecho de muerte a los pies de la casa de la ancianita Wenefrida Márquez,
todo cambió.
El skype con la pichu, los mocos y el dolor de garganta y de panza de tanto reírme. De sus amoríos, su tanga, su trabajo bizarro y de todo.
Los ñoquis que nos mandamos con Ro que me reventaron, pero que estaban buenísimos. Terribles.
Estar sentado en el living charlando con Berni y Ro, riéndonos de los dichos nacos mexicanos y explicando el por qué de la concha de la lora. En este living, de esta casa, con los chicos. Lo mejor de lo mejor.
Ahí están, 3 cosas buenas.

Me encanta como Gabo hace eso, contar el final desde el principio para luego ir narrando como se dieron los hechos que lo antecedieron.
Me encanta para las novelas o las películas.
Pero para la vida no se puede, por más que todos sepan que uno va a terminar con los chinchulines colgando, siempre pueden llegar más cosas mucho más copadas y menos dolorosas. Y olorosas.
Siempre siempre.
Por más que la puta de Ángela Vicario diga lo contrario.






1 comentario:

.María. dijo...

cada vez mejor en esto del bloss eh!

me encantó este!!!
y me encantó el de la rumana, ese tiene una fuerza especial.

me siento realizada con que hayas empezado a escribir. Sé que te vas a releer cuando estés acá y vas a ver que algo cambia, o cambió o va a cambiar.
Impecable negro, de verdad me dieron muchas ganas de seguir leyendo. Aunque en todos aparezca la palabra "raro" se ven o se presentan muy reales y le das un cierre. nanaan estoy contenta