lunes, 6 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #2

La vida es un cheesecake.


Hoy tuvimos una reunión en la oficina de Mapy, con dos novios de lo más raros.
Hizo un calor de puta madre, y parece a propósito pero cada vez que tenemos que lucir mas o menos presentables hace más calor que nunca y llegamos todos transpirados y cansados y con sed.
Esperamos en un silloncito ahí al lado mientras los novios degustaban una cantidad de platos exagerada para el catering de la boda. El chef no solo tenía mucho calor también, sino que se ponía muy nervioso y se olvidaba el nombre de los platos, me daba como entre lástima y ternura. Los novios comían un bocado de cada cosa y a mi se me partía el alma.
Ensaladas triples de espinaca con aguacate y salmón pero sin espinaca y con naranja y piña caramelizada con aderezo especial de no se que, aunque mejor con espinaca pero sin salmón.
A nosotros nos trajeron agua.
Un rato más tarde trajeron los postres y ahí Mapy nos llamó a la mesa para hablarles de las invitaciones mientras comían y esperaban al dj, evidentemente no había mucho tiempo.
Nos presentamos de lo más formal por supuesto, ellos impecables, engominados y perfumados, pero raros más que siempre. Son raras las parejas que conocimos, siempre son raras pero hoy más.
Ella era callada y chiquita, y el trataba de hacer chistes y hablaba mucho mas y fuerte. Parecía el papá, todo lo afirmaba o negaba él tras unos leves susurros de ella. Nos preguntó si queríamos probar los postres, nosotros nos morimos por dentro pero dijimos que no, que por favor y que qué pinta que tenían. Muy boludos, pero la re cagabamos si comíamos, cualquiera.
De toda la mesa particularmente me enamoró un cheesecake, chiquito, individual, pero perfecto. Perfectamente redondito y con la cantidad perfecta de mermelada y arriba una frambuesa con una mora así como pegaditas. Perfectas.
Mientras intentábamos explicarles que lo que les mostrábamos eran solo ejemplos, y que no necesariamente las invitaciones iban a ser así, una y otra vez, el cheesecake relucía en la mesa, íntegro y perfecto.
El novio decía que cuantas más cosas tenía la invitación, menos elegante era, y el estilo de la boda era elegante y lo más importante era mostrase como tal. Ella nos mostraba imágenes, pero a veces no se entendía, tenían filetes pero mejor las quería sin, aunque él dijo que algunos quedaban bien, porque eran elegantes. -En fín, la boda es en un mes y casi no hay tiempo, así que hagan.
Bien.
En un momento cuando se estaban por llevar los postres de la mesa, la novia agarró la frambuesa como pegadita con la mora y las comió. Vi al cheesecake irse enterito, sin la frambuesa como pegadita con la mora, pero perfecto igual. Y entero, quien sabe que habrá sido de él, con su perfecta mezcla entre ácido y dulce. Perfecto.
Al ratito dimos por finalizada la reunión, tenían aún que esperar al dj, ver a los chicos del video, elegir manteles, servilletas y no se cuantas cosas elementales más. El novio estaba apurado, ella no se. Nos saludamos formalmente una vez más, hicimos algún chiste pelotudo, para variar, y nos fuimos.

A la noche mientras ayudábamos a Andra a elegir fotos para su portfolio, Berni nos contó que su hermano compró dosmil patinetas para venderlas y las mandó en un flete a la casa de sus papas. Nos dijo que el papá tuvo que contratar a unos albañiles que estaban por ahí para que los ayuden a entrar todas las cajas a la casa. Me imaginé una casa con dosmil patinetas adentro y me causó mucha risa. Todos nos tentamos.
Nos seguimos riendo de Andra y sus fotos, las caras, las poses y de lo importante que es tener un buen fotógrafo. Ella en todas está increíble, pero igual la cargamos.

Me quedé pensando en esta tarde, en los novios raros, el chef nervioso, la oficina de Mapy, las patinetas del hermano de Berny, las fotos de Andra y sobre todo, en los postres.
Pensé en el cheesecake perfecto y su triste y solitario destino. Su perfecta cantidad de mermelada y su perfecta mezcla entre ácido y dulce.
Pensé otra vez en Forrest Gump y lo de la vida y la caja de galletas. Me parece que la vida es un poco más como un cheesecake, aunque no me importa mucho el porqué, pero me gusta que sea así.




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