miércoles, 5 de junio de 2013

Crónicas del último mes en México. #11 (final)

Un adiós a México.

Sentado en el aeropuerto de DF me encuentro tan distinto y tan distante de quien era hace tan solo 3 cortos meses largos.
3 meses de un viaje que me cambió, me modificó y me corrió el eje. Y me copa.
3 meses de incertidumbre, de eventos repentinos constantes, de sorpresas.
Incluso hasta hace dos días atrás cuando llegué a esta increíble ciudad, y de como me avasalló y me fascinó.
Un New York latino y sus chilangos. Gentes y lugares maravillosos.
Incluso hasta recién, hace minutos, en este asiento, de este aeropuerto.
Tania y sus padres defeños y su amor por los acentos y las culturas.
Todo.

Todo fue bueno, todo fue increíble, todo fue aprendizaje.
Mágico.

Se me hace casi imposible recapitular, pensar, hacer balances, no puedo.
Todo, absoluta y redundantemente todo, lo siento como un todo.
Y así me encuentro felíz, distinto y distante de quien era hace tan solo 3 meses. 3 cortos meses largos.

Y fuimos al Chichen Itzá e hicimos un temazcal en la cima, y bajamos a la presa y nos bañamos e hicimos snorkel con pececitos de colores para luego comer todos juntos un marlín asado con chilaquiles y tortas ahogadas y totopos tacos camarones sopes. Viajar a Tonalá y ver las cerámicas, y caminar tres cuadras hasta llegar a la casa azul y perderme hasta las lágrimas, no poder más y tirarme a contemplar la noche inmensa de Tulúm que nos baña de energía y de ancestros que nos cuidan siempre...

Todo es México. Y México es todo.
Todo México es mágico.

Me enseñó, me dejó distinto y distante.
Pero mejor que nunca.
Mucho más claro por dentro y oscuro por fuera.
Con su sol brillante, con su fuego milenario.

Hoy solo puedo decir gracias, eterno e infinito.
A un país con cultura, con tradiciones y gentes que se hizo casa, hogar.
Hoy solo puedo decir adiós, pero solo por un rato.
Yo tengo la certeza que México me espera, siempre, y está ahí bien adentro, arraigado en la carne y tatuado en la piel oscura de sol.
Hoy solo puedo decir adiós, pero sin antes decir hasta pronto.








Adiós y hasta pronto! Mi México mágico!

martes, 4 de junio de 2013

Crónicas del último mes en México. #9 & #10

Boro, de Guayabos.

El viernes pasado, en realidad el otro, fue la primera lluvia de la temporada en Guadalajara.
Y está muy claro que nos bendijo, a todos.
Esa noche volvimos a Guayabos a pasar el fnde en casa de Boro.
Boro es un ser increíble, un hermano. Y tengo mis sospechas de que sea un argentino encubierto, no se...
Boro emana paz y armonía, desde cuando camina hasta cuando habla.
Vivió toda su vida en Guayabos, y ahí todo cierra.
El lugar perfecto para crecer en paz y armonía, con la naturaleza, con los espíritus del bosque y de la montaña.
Guayabos es impresionante. Sus enormes árboles, sus miles de flores coloridas, sus caminitos, sus bellas casitas, su gente.
Esa misma noche Boro nos invitó al temazcal, ya que justo era viernes de luna llena y no podíamos perdérnoslo. Yo ni sabía que era un temazcal, pero dije que si.
A partir de ahí comenzamos a vivir la experiencia tal vez más increíble de nuestras vidas.
No solo nos vimos envueltos en un ritual indígena en medio de la montaña, en el bosque oscuro encendido por un inmenso fogón, sino que la lluvia constante y la luna llena y enorme lo hacía todo aún más único.
El temazcal fue pedir. Por mi familia, mis amigos y los que no tanto también. Por mi.
Fue agradecer. Todo lo bueno y todo lo malo.
Fue fuego y sacrificio.
Fue dolor. En la carne y en la piel.
Fue sanar y curar.
El temazcal fue renacer de las entrañas de la misma madre naturaleza, completamente.
Y por supuesto, fue compartirlo con las mejores personas que conocí en este viaje, y así todo fue simplemente perfecto.

El finde en Guayabos siguió su curso como debía serlo, hermoso.
Y caminamos, nadamos, comimos, dormimos. Fuimos felices.
Puedo decir que gracias a Boro, mi hermano de Guayabos, nos reconectamos con esa parte interior que estaba dormida. Ese instinto natural, esa cosa de la tierra, del fuego y de los animales que tenemos adentro.
De ahora en adelante, nunca más dejaré que se vuelva a dormir. Nunca nunca.

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De mi última semana en la bella Guadalajara.


Y la última semana fue movida, muy movida.
Arrancó con despedida y asado.
Continuó con peleas.
Pero esas no me importan.
Siguió con malentendidos, enojos.
Y estas si me importan.
Después con hablar, y amigarse.
Bien.
Krespo, y el tour a Tonalá y Tlaquepaque.
Las artesanías, las cerámicas y la belleza de esta cultura.
El guía poseído y más apasionado del mundo.
Las compras y más museos.
El pulque de fresa.
Mi amigo Krespo, gracias.
Luego mas discusiones. Y estas cansan.
Y hablar y amigarse otra vez.
Entenderse, me gusta.
Siguió con segunda despedida, en casa, en Santa Tere.
Y finalmente bailamos,
Pibes Chorros y Daft Punk.
Genial.
Los voy a extrañar.
El tequila y la cena estafa en Argentilia. Argentina e Italia, si.
El domingo y las decisiones y todo rápido.
Yo no quería, los chicos me convencen.
Y como todo en este viaje, me voy esta noche.
Sin valijas preparadas, ni pasaje, ni plata, ni nada.
Y los hermanos del alma, al pie del cañón.
Una despedida final, en la pileta, en Guayabos.
Una organización maratónica, de todo.
Cosas envueltas en ropa, Andra es mi mamá, libros que amortiguan, Berni cocina, Ro copia archivos, yo escribo la cápsula del tiempo pero cualquier cosa, Santi nos lleva, el micro espera.
Yo no quiero y todos vinieron y detesto las despedidas, siempre lo mismo.
Los abrazo y los abrazaría para siempre, y aún los hago.
Lloré con el corazón, muy fuerte.
Ro con las lágrimas, y la voy a extrañar tanto
Y a todos por supuesto, y me despido.
Subo y los veo por la ventanilla.
Me preguntan si el micro tenía wifi.
Camila y Berni eran la W, Andra la I, Santi la F y Ro la otra I.
Yo me muero de la risa, y les digo que no.
El micro arranca.
Los chicos, el barrio, las peleas, las risas, los puestitos, las cerámicas, las lágrimas, la casa, la bici, el centro, Guadalajara, se alejan y se alejan.
Se alejan de cuadras, de kilómetros.
Porque acá adentro, ahí, están mucho más cerca que antes.
Cerca y para siempre.
Comparto en mi corazón nuevos amigos, hermanos.
Y también comparto una nueva casa, aunque no lo hubiese creído.
Guadalajara, mi bella Guadalajara.



jueves, 30 de mayo de 2013

Una lección.

Cuando haces lo mejor posible y aún no lo vale. Y no sirve.
Cando un viaje se llena de favores para los demás, pero nadie te pregunta siquiera como estás.
Y no sirve.
Cuando haces cosas al pedo, y te cansas y te quedás con esa cosa ahi adentro. No sirve.

Finalmente me di cuenta que con la voluntad  no hacemos nada.
Y que evidentemente por más generosidad y energía que uno ponga, no todos servimos para hacer favores.
Yo no sivo, y claramente me sale mal.

Justo hoy pensaba en mis capacidades. O discapacidades, depende.
Pensaba, que hago todo y a la vez nada.
Y que dibujo, pero tampoco la pavada.
Que pinto, pero no tengo ni técnica.
Que canto, pero como me sale.
Que escribo, pero como hablo.
Que hablo, pero como escribo.
Hasta en la radio.
Que siempre fui el alumno promedio. Ni el mejor ni el peor.
Y así con todo. Con la vida.
Con los favores.

Y pensando un poco en el futuro, reparé en que no quiero tener que deberle nada a nadie. Nunca más.
No quiero jefes que te digan que hacer para después decirte que está mal y que estás mal. Y que no sirve.
Quiero que sirva, quiero poder y quiero que me salga.

Quiero ser mi propio jefe, y con mis discapacidades seguir creando, como pueda y como me salga.
Quiero pararme en un aula y compartir con más gentes mi poca técnica, mis pobres pavadas, mi habla escrita y mi escrito hablado.
Pero también quiero compartir toda esa pasión, esa voluntad y energía, aunque no como un favor.
Sino como verdad, como honestidad, como vida.

Quiero seguir siendo un alumno promedio, un profesor promedio, un diseñador promedio, no me importa eso.
Pero lo que si me importa es que sirva
Y que finalmente, ese favor sea para mi.


viernes, 24 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #8

Santa Tere.

( Para Andra, Ro, Berni y Deivid. )


A dos semanas de volver, es mi obligación hablar de Santa Tere, el barrio que me devolvió la integridad y la alegría plena en México.
Santa Tere es muy Santa Tere, osea, suena a como realmente es.
El nombre completo es Santa Teresita por supuesto, pero nada sería igual llamándolo así. Es Santa Tere y punto.
Un barrio barrio, con gente real, con laburantes, con miles de negocios de todo lo imaginable y esperable en un barrio barrio mexicano.
Santa Tere tiene vida, banderines y papel picado con los colores más mexa. Tiene puestitos bizarros y tiene a Cucú Taco y la Coca Cola en bolsita. Tiene casitas pintorescas, rojas, verdes, violetas, y gente que se ríe en la calle y toma aire en sus mecedoras, chicos jugando a la pelota y transeúntes que pasean, que compran, que trabajan y viven.
Santa Tere es simplemente hermoso, con callecitas y callejones que a la noche pueden ser medio siniestras, pero nada del otro mundo tampoco. Yo camino y vivo y me muevo igual que allá, como a la vuelta de casa, como en el Parque Castelli, o como en el diagonal. Igual igual.

Santa Tere tiene en Joaquín Angulo, entre Andrés Terán y Pedro Buzeta, en el numero 1487,
el interior C.
Y en el interior C está toda esa integridad y alegría que me faltaba.
Desde que llegamos nos invadió la paz y la tranquilidad tan propia de estar en casa. No solo la de estar con amigos, divirtiéndonos y pasándola bien, sino la de estar en familia.

Y hoy podría haber escrito sobre el domingo y de lo lindo que lo pasamos en Guayabos, ese lugar hermoso en el medio del bosque, con el laguito, la pileta y lo parecido que es a La Madriguera y la casa de los Weasley, diría Andra.
O también podría haber contado de ayer a la noche en Andares, el shopping tal vez más increíble y careta que vi en mi vida. Aunque fresa y cheto como pocos, es muy lindo y con flores, palmeras y fuentes por todos lados. También podría haber contado de como me hizo acordar a Audrey Hepburn en Desayuno en Tiffanys cuando dice que sentía que nada malo podía pasarle allí, el lugar más seguro del mundo. Y si, es cierto, uno se siente así. Entre estúpido y contento, que se yo.

Pero no, la verdad que no. Hoy necesité agradecerle a la vida algo mucho más grande, y es el haberme cruzado con Santa Tere.
Y entonces recorrí al amado barrio toda la tarde, solo y felíz, y caminé y caminé, y en un momento parecía que se iba a largar a llover, el cielo naranja tronaba y el calor lo pedía, pero no, aún no.
Y seguí caminando hasta mucho más lejos que el Soriana y el Mc Donalds y más más lejos, hasta que subí a esa escalera mecánica a quién sabe dónde, y entonces me recibió una enorme planta de jazmines que me penetro por los poros y la mente y los ojos. Y el corazón.
No se por qué pero sentí que iba a llorar de felicidad, y de rareza también. No lo hice.
Y entonces volví a la casa, felíz.

Esta noche volvimos a cenar todos, vino Tihany también y Camila. Hice unos spaguettis con una salsa invento de brócoli y champignones que a todos pareció conformarles, y me gustó. Porque por adentro mientras cocinaba pensaba en que hoy, justo justo hoy, dentro de dos semanas clavadas, voy a estár de regreso en casa. Y fue raro, volver a casa aún estando en casa. La del interior C. De casa.

Y me gustó que cuando las visitas se fueron, como siempre, quedó la familia ahí, echada en el piso cual morsas, descostillándose de la risa a más no poder. Felices y en familia.
Hasta que Andra se animó, y fue la primera en atacar. Y les contó a todos que recién ayer leyó mi capitulo de La rumana, y que lloró, y que se lo envió a su prima en Canadá, quien también lloró, y esta a su vez lo tradujo al rumano y se lo mandó a toda la familia. Y que por lo tanto, en Rumania, varias personas están leyendo el capítulo de La rumana, en rumano. Y yo acá en Mexico, entre carcajadas, casi lloro también.
Siguió Berni, mi carnal Berni. Carnal de hermano, eso quiere decir. Que hoy tuvo un día tremendo en la oficina, que estuvo estresado todo el día y mala onda, y que no llega con los tiempos y todas esas cosas chotas que nos ponen tan mal. Pero que lo único en el mundo que lo esperanzaba y reconfortaba, era saber que iba a regresar a casa y que íbamos a estar todos juntos acá esperándolo, que eso le daba fuerzas y que lo pone felíz, más que todo. Y el hijo de puta, una vez más, casi que me aniquila. Pero me aguanté.
Deivid tan increíble como siempre, con toda su paz y esa buena gente que tiene en la cara, no se hizo esperar, y supo coronar la situación. Que cada noche le agradece a Dios el estár acá, en esta casa, con todos nosotros juntos y en familia, y que así es felíz.
Y de esa forma todos morimos, una vez más.
Yo expliqué como pude y como me salió, que estos días ando un poco sensible. Ro ya lo sabía obvio, y cuando Lou esta tarde le preguntó por mi, respondió tal cual, -está sensible.
Yo se que ella también, lo sé.
Y no pude contenerme a agradecerles con el alma, por todo, a cada uno. Por devolverme en este barrio, en esta casa y entre estas gentes, la ONU de Santa Tere, esa integridad y alegría que me faltaba para cerrar este loco loco viaje en México. Que a la vez nunca se va a cerrar, que mis nietos van a saber de ellos y que ya son parte de mi vida, de mi alma.

Finalmente, con Berni expusimos ante todos nuestra brillante idea de la otra noche.
La capsula del futuro. Me contó que una de las tradiciones al terminar la prepa acá en México, es reunirse la promoción completa a escribir mensajes y cartas para el futuro, guardarlos en unos frasquitos y enterrarlos bien profundo para que cuando se cumplan los diez años de egresados, se junten nuevamente todos a desenterrarlos y leerlos.
Juntos.
Y entonces se nos ocurrió hacer lo mismo entre nosotros cinco. Escribir mensajes, cosas que nos pasaron este tiempo, anécdotas graciosas, o no tanto, dudas futuristas, o lo que se nos ocurra. Para luego enterrarlos bien profundo, pero acá. En el cachito de tierra que tenemos en el patio, al lado del arbolito, o no, mejor en una esquina. Y sellar un pacto de amistad, de familia.
El de regresar dentro de diez años, estemos donde estemos, como estemos. Los cinco.
Golpear la puerte del interior C, del 1487 de la calle Joaquín Angulo entre Andrés Terán y pedro Buzeta, del glorioso barrio de Santa Tere, para desenterrar esos mensajes, o anécdotas o que se yo qué cosas.
Y revivir todos juntos este mes, este pequeño mes de una vida entera y larga, pero que quizás un poco o quizás mucho, nos cambió la vida a todos. Y nos devolvió esa cosa que nos faltaba, o que aún todavía ni siquiera conocíamos.
Otra noche más, felices y con alguna que otra lagrima reprimida, por mi cuenta fueron varias, nos fuimos a dormir. A soñar con esos diez años...




( Gracias, eterna e infinitamente. Los adoro.)


miércoles, 22 de mayo de 2013

Lástima.

 1.  f. Compasión, sentimiento de tristeza o dolor.
 2.  Cualquier cosa que cause disgusto, aunque sea ligero.




Porque al final de todo, siempre siempre, me terminás dando lástima.
Pobre.
Pobre pobre.
Y te diría que tenés todo pero no tenés nada.
Que así las cosas no son.
Que te mires por adentro, que te corras aunque sea un cachito de tu pelotudez. Y de tus forradas.
Tan estúpida.
Tan ciega.
Tan vacía.
Que mires a la gente, a quienes te rodean.
Que los cuides y que te cuides.
Te diría que pienses antes de hablar.
Te diría que pienses.
Que no hables, aunque sea por un rato. Shh.

Pobre.
Te diría que aproveches el tiempo.
Que vivas tu casa, que tengas amigos, que bajes un cambio.
Que bajes mil cambios, y ahí arrancamos.
Te diría que te agradezco ciertas cosas,
pero muchas otras no.
Te diría que me hubiese gustado quererte o entenderte al menos,
pero cansinamente me resigné. Y no.

Pobre che.
Te diría todo esto en la cara, como a mi me gusta.
Pero la verdad ya es en vano.
Vos no querés ni te importa.
Y por lo tanto a mi, muchísimo menos.
Porque de esta forma, ni quiero ni me importa.
De otra tal vez sí.
Y me da lástima, al final de todo siempre siempre me das lástima

Y te diría tantas cosas que tal vez te hagan bien.
Pero no.
Pobre.


domingo, 19 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #7


Después de la boda.

A unos veinte días de volver, me decidí a vivir.
Y a juntar más anécdotas.

Como la cena, finalmente, de todos juntos la otra noche. Y nos costó, pero estuvimos todos todos. Berni, Andra, Deivid, Ana y nosotros. Hicimos otra vez tarta porque nunca falla y a ellos les encanta, aunque le digan pizza.
Nos reímos como locos y nos quedamos hasta re tarde hablando de la vida y de los hermanos y más dichos nacos, y argentinos intentando hablar como mexicanos y viceversa.

Como cuando chateamos con Ro el otro día y ella decía que me leía y que le gustaba aparecer como la amiga del autor. Y me hizo acordar a Hobsbawm cuando decía "el tío del autor, tal cosa. Los padres del autor, tal otra".
Quería que cuente que se le reinició la Mac en el trabajo y que se le cerro el Illustrator no se cuantas veces en un mismo día y que sólo a ella le pasan esas cosas. Y si.

Como cuando nos subimos la otra noche a la terraza con Andra a tomar unas Barrilito y a ver el anochecer. Podría casi afirmar que es una de las mejores vistas o paisajes que vi en mi vida. Guadalajara en 360º. Increíble. Hablamos de muchas cosas y de mi nostalgia, y cómo ella se dio cuenta enseguida de que yo era así. Por lo visto soy bastante sincero conmigo aunque a veces ni lo piense, y me copa.

Como el otro día caminando por el centro, sólo una vez más y con muchísimo calor, pero contento. Y las bizarreadas atravesando el mercadito, o esa feria del libro cristiana o no se qué era, o al nene que se le quedó un avioncito atorado en las ramas de un árbol y cómo el papá trepó súper alto para rescatarlo.

Como la de mi extraña experiencia finalmente con la Coca Cola en bolsita. Desde que llegamos a Guadalajara lo miré de reojo, y creí que nunca lo iba a poder hacer, pero bueno, algo tan mexicano no se me podía escapar. Y el flaco destapó la botellita, agarró una bolsa, vació la coca enterita, pajita, nudo y dale que va. Desagradablemente práctico aunque no lo parezca. Y gracioso.

Como esta noche de pelis en la oficina con Berni. Y de su insistencia por ver esta y no otra. Después de la boda. A los 10 minutos me di cuenta que ya la había visto, hace un par de años. Pero me encantó volver a verla. Después de la boda a Jacob le cambia la vida completamente, y ya nada va a volver a ser como antes.

Y fue ahí entonces cuando recordé una anécdota más, pero vieja. La primera de hecho en Guadalajara, al segundo día, recién llegados.
La boda en Chapala; nuestro supuesto trabajo decorando una combi; la mega fiesta en la casa del presidente; nuestra incomodidad de no saber que más hacer; más tarde durmiendo en la combi decorada; finalmente en la pista de baile tomando tequila y bailando con los ricos; y por último, echados de la misma por el wedding planner para jamás regresar.
Igual que a Jacob, después de la boda nada volvió a ser igual. Nada nada.

Y aunque hasta hace un tiempo muchas cosas me daban todavía un poco de bronca o lástima, me decidí de ahora en más a solamente vivir. Como en la película, Jacob nunca imaginó cómo se iban a dar las cosas, y el no quería, no se lo esperaba, pero igual se la fumó. Y se dispuso a vivir, así.
Y yo también, no solo a vivir sino a juntar muchas más anécdotas. Inesperadas, de las que te cambian la vida y de las que no dejan que nada, bajo ningún motivo o circunstancia, vuelva a ser como antes.









martes, 14 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #6

De una muerte anunciada.


Me encanta como Gabo arranca diciendo:
El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana...
blablabla.
Siempre me encantó eso de saber el final desde un principio, y de a poco ir viendo como se va llegando a la resolución. Es apasionante. Y Gabo es el mejor en eso.
Pero en las novelas o las películas, claro.

Hoy por primera vez caí en cuenta realmente de los eventos y de como se dieron.
Me sentí tan al pedo que no me gustó ni medio.
Ordené un poco.
Fui al super.
Volví. Almorcé un pan.
Hablé con un par de gentes por chat, como siempre.
Mendigué trabajo por mail que jamás me van a dar.
Me di vergüenza.
Caminé dos cuadras pero volví porque me dio mucho calor.
Me tomé el frapuccino más feo del mundo acá al lado. Y me dije -por veinte pesos que querés.
Y si.
Vinieron las chicas del trabajo.
Y yo no trabajé.
Luego me enteré que ya ni importo, total me voy.
Lo único que más me jodió.

Evidentemente hoy caí en cuenta, realmente, de los eventos, y me sentí un poco Santiago Nasar.
De como el pueblo entero de Macondo sabía de su trágica y triste muerte anunciada.
Pese a su inocencia, el pobre Santiago terminó con los chinchulines colgando,
desparramando un olor a mierda insoportable por todos lados.
Demasiado exageradamente, por supuesto, me sentí un poco Santiago Nasar, con sus chinchulines colgando.

Más tarde y curiosamente cuando pensé que ya no iba a encontrar jamás las 3 cosas buenas del día, viéndome en mi lecho de muerte a los pies de la casa de la ancianita Wenefrida Márquez,
todo cambió.
El skype con la pichu, los mocos y el dolor de garganta y de panza de tanto reírme. De sus amoríos, su tanga, su trabajo bizarro y de todo.
Los ñoquis que nos mandamos con Ro que me reventaron, pero que estaban buenísimos. Terribles.
Estar sentado en el living charlando con Berni y Ro, riéndonos de los dichos nacos mexicanos y explicando el por qué de la concha de la lora. En este living, de esta casa, con los chicos. Lo mejor de lo mejor.
Ahí están, 3 cosas buenas.

Me encanta como Gabo hace eso, contar el final desde el principio para luego ir narrando como se dieron los hechos que lo antecedieron.
Me encanta para las novelas o las películas.
Pero para la vida no se puede, por más que todos sepan que uno va a terminar con los chinchulines colgando, siempre pueden llegar más cosas mucho más copadas y menos dolorosas. Y olorosas.
Siempre siempre.
Por más que la puta de Ángela Vicario diga lo contrario.






domingo, 12 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #5

 Sábado.


Me desperté con el celular, vibrando por los mensajitos del whatsapp.
Lo primero que hice fue esperar a que se me pasara el mal humor.
Lo segundo, aprovechar y mandarle el mensaje a Pochi de eso que tanto me quedé pensando ayer, toda la noche.
-Tuve una revelación, cuando vuelva a Argentina quiero empezar a aprender tango y vos tenés que ser mi pareja.
- Negro sos brujo!? empecé la semana pasada! con un amigo, pero si, de una.
Curiosidades de la vida.
Nos reímos mucho y nos preguntamos sobre la telepatía y si algo de eso habrá influido. No se.

A la tarde vino Hello, la gatita de al lado. Es blanca íntegra, nunca había visto una así. Jugamos y desparramó muchos pelos que más tarde barrí porque Deivid es alérgico. Una picardía.

Chateé con Fran,  estaba en Roma y habían ido al Vaticano y vieron la capilla y le pareció más chica de lo que pensaba, pero estaba enloquecido. Me acuerdo que cuando fuimos con mamá estaban remodelándola y el Coliseo también y no pudimos entrar a ninguno de los dos, así que Roma nos estafó un poco.
Pero es increíble si.
Jamás hubiese imaginado la situación de estár chateando con Fran desde dos países distintos que no fueran el nuestro, la otra vez se lo dije y coincidimos. La verdad que lo extraño mucho, como es, ya estamos más allá del bien y del mal, y desde acá lejos mucho mas.
Después hablé con Dani que estaba super felíz con su trabajo nuevo y el lobo que ganó y el asado que se estaba por mandar. Y lo extraño también, infinitamente. Nos extraño, a los tres.

A la noche Deivid me pidió si por favor le explicaba como hacer la masa de la tarta, y por supuesto lo fui a ayudar y terminamos cocinando juntos.
Deivid es lo más, me encanta charlar con él, es muy tranquilo y honesto, te da como esa cosa verdadera de los amigos.
Se vino de New York hace como un año casi, y se va a quedar más porque le encanta y por Ana, claro.
Con Deivid si me gusta hablar en castellano, primero porque el quiere aprender y segundo porque es de lo más divertido, ver como con toda su parsimonia busca e inventa las palabras. Es genial.
Tiene una visión muy clara de las cosas, de su país, de acá y de sudamérica.
Sueña con conocer más de Sudamérica aunque ya fue a Brasil y a Perú. La otra vez dijo algo como que acá le encanta, pero le extraña mucho el hecho de ver como la gente reniega de sus raíces, curiosamente, con tradiciones tan marcadas y visibles. Yo pensaba exactamente lo mismo.
Es un hermoso país con contradicciones, si que lo es.
Antes de ir a comer me preguntó por qué me regresaba, y noté que realmente le interesaba saber.
Y sentí que fue la primera persona acá, o una de las primeras con los chicos, a la que realmente le interesó, y que realmente me escuchó y entendió.
Un tipazo el Deivid.

Fuimos a comer al lado, a la casa de Ana. Me encanta porque estos departamentos son iguales pero espejados y bueno, con todo el maquillaje acorde a sus habitantes.
Ana es divina, su casa también y hacen lindísima pareja con Deivid.
Comimos las tartas y les encantaron. Tomamos un poco de vino y jugo de naranja y piña con tequila.
Además de Hello, Ana tiene a Sargento, un perro de lo mas gracioso de esos con flequillo.
Tiene también el patio re lindo lleno de plantas y papiros re altos.
Hablamos mucho y Ana también nos contaba y nos preguntaba mil cosas, y también ella nos entendía y le importaba.
Le conté a Deivid del programa de radio y le re copó, me pidió que le pase algunos para practicar castellano y me hizo reir mucho, pero me dio mucha alegría y ternura también. Se los voy a pasar por supuesto.
Cuando terminamos de comer jugamos dominó, hacía mil años que no jugaba y creí que me iba a aburrir pero nos re divertimos.
Ganó Ana, pero en un momento yo la estaba peleando, después ya no. Me re copó.

Se hizo bastante tarde para el horario nocturno mexicano y nos despedimos. Prometimos repetir pero con empanadas y con pastas. Ana quiere ambos platos un mismo día, pero le explicamos que no pegan ni ahí. Así que serán dos, o más. Seguro que si.

Cuando subía las escaleras hasta el cuartito me puse a pensar en todos estos días que pasaron y en hoy. Y me puse muy felíz de haber venido para acá, de poder pasar este último mes así, entre rumanas tangueras, mexicanos en patineta y yanquis bien latinos. Y que pese a que todos parezcan personajes, sean tan reales y verdaderos.
Yo se que honestamente y con el corazón, los voy a extrañar mucho mucho. Como a Fran en Roma o a Dani en casa.
Así.








sábado, 11 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #4

La rumana.


Vivo con una rumana argentinizada.
Habla español argentino, bastante atravesado y si, ella siempre aclara que es rumana y no una argentina analfabeta. Me encanta cuando dice eso.
Aprendió a hablar español en Rumania mirando las novelas de Natalia Oreiro y Thalia, pero a veces inventa para no aburrirse cualquier historia.
Que su abuela era argentina y los abandonó de pequeños, o no se que otros chamuyos más.
La verdad es esa, entre Muñeca Brava y Marimar la rumana se mueve como ella quiere en México.
Al principio yo pensaba que no le caía muy bien. Siempre fue buena onda pero que se yo, cosas en el medio que hoy con el cara a cara ya están. Y vivimos en la misma casa, y somos muy buenos amigos.
Se llama Andra, pero a veces le decimos Sandra, o Tandra.
Es hiperactiva, extrovertida y bastante obsesiva, me recuerda a mi mamá.
Hoy hicimos día de limpieza. A mi me había tocado el living y a ella la cocina, pero como en verdad la cosa fue bastante despareja, la ayudé y limpiamos juntos al ritmo de Aretha Franklin y Queen. Nos divertimos mucho.
Luego fuimos a la lavandería, en la zapatería se probó todos los zapatos que pudo recorriendo en patas todo el local y finalmente compramos plantitas.
Andra es entre otras cosas, modelo. Bellísima modelo. Vivió un año en Indonesia y salió en la Cosmopolitan y en no se cuantas cosas más. Es increíble y tiene todas las de ganar.
No solo es hermosa sino que también todo parece serle tan natural y verdadero. Y la tarada se avergüenza y dice que no que no, pero si.
Tiene un hermano que se llama Sorín, mi amigo Sorín.
Sorín nos visitó durante casi un mes, y por supuesto, nos hicimos amigos enseguida.
Es una versión de Andra masculino. Solo que no habla muy bien español, pero nos la pasábamos hablando en ingles e italiano y nos divertíamos mucho. Lo extraño.

Mas allá de todo, y muy curiosamente, Andra es bailarina de tango.
Y si, tal vez suene como un personaje inventado, de película o novela. Pero no, todo es cierto.
Baila increíblemente hermoso.
Siente el tango en su cuerpo.
Ama el tango en su alma.
Vibra, gira.
Hace piruetas.
Se apasiona.
A mi me emociona como jamás me emocionó ver a alguien bailar.
Y pensé que tal vez era la nostalgia, la distancia.
Pero esta noche me di cuenta que no.
Me emociona ella, y me pone la piel de gallina. Andra tiene historia, tiene vida, y muy dura muchas veces, y eso se siente. En sus giros, sus piruetas, su pasión.
Andra tiene Rumania en su sangre y su corazón, pero tiene México, y tiene Argentina en su cuerpo.
Andra es real y honesta. Una mujer increíble, como de película o novela.
Pero no.

Entre todos los personajes que conocí en este viaje, me encantó haber descubierto a Andra. Descubierto y redescubierto en verdad.
Y siento que las cosas muchas veces pasan por algo. Y yo jamás creí que iba a tener amigos rumanos, está bien, tengo belgas,colombianos, pero rumanos que se yo.
Y así tenía que ser, la rumana argentinizada tenía que encontrase con los argentinos en algún lugar del mundo, alguna vez.
Ahora me pregunto cuándo y dónde será la próxima vez que nos encontremos, o que nos reencontremos. Pero no importa, porque estoy seguro que ya sea en Rumania, en México o en Argentina, va a suceder de todos modos, porque no somos nosotros los que lo decidimos, sino el destino.






jueves, 9 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #3

 Un sueño.

A la mañana nos peleamos otra vez por plata y me aburre tanto, me canso y no me divierte.
Pero es como el dilema y yo se que hay que hablarlo y que muchas veces nos equivocamos, casi siempre pero bueno, es difícil y distinto a todo lo que hubiésemos imaginado. Pero me agotó.
Ro me contó mas tarde que fue la primera vez que soñó acá en México, o la primera vez que se acuerda al menos. Soñó que volviamos a Argentina, que estaba en Mercedes y que luego regresaba a trabajar o algo asi. Loco.
Hoy hicimos el segundo taller, vinieron dos chicas.
Eran tímidas y apenas hablaban. No me acuerdo los nombres ni la cara de una, y eso que eran dos.
Pero eran macanudas.
Ro hizo todo tan bien como siempre, muy genial. Yo quise explicarles que la prensa era igual a la del matambre. Acá no tienen matambre, ni prensa de matambre. Me reí y seguí pasando las diapositivas.
Vino Cami a sacar unas fotos re pro. Yo quería ordenar y ella desparramaba todo para sacar las fotos y ponía a las galletitas con las reglas y las trinchetas y los papeles de colores. Les quedaron super.
En un momento más que inesperado, en plena situación de cómo coser un cuadernillo de papel a otro, la llaman a Ro al teléfono. Eran los de la agencia, que ya la contrataban y que le daban tres meses de prueba y que mañana mismo podía arrancar.
Tuvimos que reprimir el festejo y seguir con la clase, fue de lo más raro.
Las chicas hacían todo al pie de la letra pero seguían sin hablar, a Ro eso la ponía nerviosa y ella hablaba aún más, obvio. A mi también pero bueno, mientras tanto ordenaba y pensaba.
Me acordé de las tardes melancólicas en Tulúm, pensando en la vida y en cómo iba a ser todo.
Ese lugar tan hermoso pero tan raro, que me ponía raro, a pensar todo el tiempo más que nunca. Quizás no imaginaba que las cosas se iban a dar tan así, pero en un punto lo suponía, no se. Me acordé de eso.
Volví al taller y ya quedaban solo unos minutos.
Ordenamos todo, nos despedimos hasta mañana y nos fuimos a festejar a Papa Cabaña, donde sino.
Pedí una árabe como siempre, y para brindar la Pacifico, mi favorita.
Hablamos de todo y como siempre nos reímos y reflexionamos, Papa Cabaña nos provoca eso. Siempre siempre.
Cami decía que ella no iba a permitir que sus hijos escuchen Justin Bieber, Ro tampoco. Yo decía que si, que los iba a dejar crecer libres con lo que les guste, sin imponerles nada, y los iba a dejar escuchar Justin Bieber o ver verano del 98 o lo que sea.
Y me acordé otra vez de mis papas y agradecí internamente haberlos tenido, tan eternamente increíbles, tenerlos, tenernos. Gracias.
Más tarde buscando ropa para el primer día de trabajo de Ro en la habitación de Cami, nos seguimos riendo y viendo fotos y planeando vidas futuras y premios Grammys por ganar e hijos negritos por tener.
Cami me preguntó por qué yo también no me buscaba un trabajo en vez de volver a rascarme las bolas a Argentina.
Yo me reí. Y por adentro me reí aún más fuerte.
Ahora me causa gracia pero lástima también, y bueno, me di cuenta que una mitad iba a pensar así, y otra iba a realmente entenderme. Pero también me di cuenta que no quiero explicar más, que me cansa y que me aburre, igual que pelearme por plata.
Los que no me entienden, una lástima.
Los que si me entienden, quizás son los que me conocen tanto como yo me conozco a mi mismo, y así estoy bien.
Hace un rato me mensajeé con la pichu. Estaba en pedo y me escribía todo mal.
Le conté lo de Ro, se puso contenta por lo que pude entender, y me preguntó algo como si ese era su sueño. No entendí bien.
Nos reímos mucho de sus palabras beodamente inventadas.
Nos despedimos y yo le dije algo asi como que mi sueño son ellos, en chiste y en serio.
Respondió algo que no logré descifrar, y se fue a dormir.








lunes, 6 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #2

La vida es un cheesecake.


Hoy tuvimos una reunión en la oficina de Mapy, con dos novios de lo más raros.
Hizo un calor de puta madre, y parece a propósito pero cada vez que tenemos que lucir mas o menos presentables hace más calor que nunca y llegamos todos transpirados y cansados y con sed.
Esperamos en un silloncito ahí al lado mientras los novios degustaban una cantidad de platos exagerada para el catering de la boda. El chef no solo tenía mucho calor también, sino que se ponía muy nervioso y se olvidaba el nombre de los platos, me daba como entre lástima y ternura. Los novios comían un bocado de cada cosa y a mi se me partía el alma.
Ensaladas triples de espinaca con aguacate y salmón pero sin espinaca y con naranja y piña caramelizada con aderezo especial de no se que, aunque mejor con espinaca pero sin salmón.
A nosotros nos trajeron agua.
Un rato más tarde trajeron los postres y ahí Mapy nos llamó a la mesa para hablarles de las invitaciones mientras comían y esperaban al dj, evidentemente no había mucho tiempo.
Nos presentamos de lo más formal por supuesto, ellos impecables, engominados y perfumados, pero raros más que siempre. Son raras las parejas que conocimos, siempre son raras pero hoy más.
Ella era callada y chiquita, y el trataba de hacer chistes y hablaba mucho mas y fuerte. Parecía el papá, todo lo afirmaba o negaba él tras unos leves susurros de ella. Nos preguntó si queríamos probar los postres, nosotros nos morimos por dentro pero dijimos que no, que por favor y que qué pinta que tenían. Muy boludos, pero la re cagabamos si comíamos, cualquiera.
De toda la mesa particularmente me enamoró un cheesecake, chiquito, individual, pero perfecto. Perfectamente redondito y con la cantidad perfecta de mermelada y arriba una frambuesa con una mora así como pegaditas. Perfectas.
Mientras intentábamos explicarles que lo que les mostrábamos eran solo ejemplos, y que no necesariamente las invitaciones iban a ser así, una y otra vez, el cheesecake relucía en la mesa, íntegro y perfecto.
El novio decía que cuantas más cosas tenía la invitación, menos elegante era, y el estilo de la boda era elegante y lo más importante era mostrase como tal. Ella nos mostraba imágenes, pero a veces no se entendía, tenían filetes pero mejor las quería sin, aunque él dijo que algunos quedaban bien, porque eran elegantes. -En fín, la boda es en un mes y casi no hay tiempo, así que hagan.
Bien.
En un momento cuando se estaban por llevar los postres de la mesa, la novia agarró la frambuesa como pegadita con la mora y las comió. Vi al cheesecake irse enterito, sin la frambuesa como pegadita con la mora, pero perfecto igual. Y entero, quien sabe que habrá sido de él, con su perfecta mezcla entre ácido y dulce. Perfecto.
Al ratito dimos por finalizada la reunión, tenían aún que esperar al dj, ver a los chicos del video, elegir manteles, servilletas y no se cuantas cosas elementales más. El novio estaba apurado, ella no se. Nos saludamos formalmente una vez más, hicimos algún chiste pelotudo, para variar, y nos fuimos.

A la noche mientras ayudábamos a Andra a elegir fotos para su portfolio, Berni nos contó que su hermano compró dosmil patinetas para venderlas y las mandó en un flete a la casa de sus papas. Nos dijo que el papá tuvo que contratar a unos albañiles que estaban por ahí para que los ayuden a entrar todas las cajas a la casa. Me imaginé una casa con dosmil patinetas adentro y me causó mucha risa. Todos nos tentamos.
Nos seguimos riendo de Andra y sus fotos, las caras, las poses y de lo importante que es tener un buen fotógrafo. Ella en todas está increíble, pero igual la cargamos.

Me quedé pensando en esta tarde, en los novios raros, el chef nervioso, la oficina de Mapy, las patinetas del hermano de Berny, las fotos de Andra y sobre todo, en los postres.
Pensé en el cheesecake perfecto y su triste y solitario destino. Su perfecta cantidad de mermelada y su perfecta mezcla entre ácido y dulce.
Pensé otra vez en Forrest Gump y lo de la vida y la caja de galletas. Me parece que la vida es un poco más como un cheesecake, aunque no me importa mucho el porqué, pero me gusta que sea así.




Crónicas del último mes en México. #1

Un mes, dos meses.


Fuimos al baratillo, no se por qué aún no habíamos ido.
Es increiblemente grande y bizarro, más que Padre Cuellar, aunque ahí hayamos conseguido los trofeos de bici.
El baratillo es como 3 o 4 ferias paraguayas juntas, pero por supuesto con más puestitos de comida y animales y pollitos de colores. Me cansé bastante y me dieron mucha lástima los perritos todos hacinados y los pollitos de colores también, aunque hubiese querido filmarlos.
Un señor creyó que éramos de Puerto Rico y nos hizo reír mucho, me probé la camisa igual porque tenía mucha onda, era negra y blanca como cubana, tipo Buena Vista Social Club. Fue demasiado para mi.
A otro vendedor muy viejito que le faltaban todos los dientes le caímos muy macanudos y nos quería vender todo a toda costa. Decía que la valija tenía el sello de la aduana y que ni en el aeropuerto la iban a poder abrir. Después nos habló de Gardel y de los narcos, y de Maradona obvio. Cami se compró la valija y más cosas que metió adentro. Me gustó cuando me dijo lo de los ricos y los pobres, y como toda la plata termina en la cervecería Modelo de todos modos, y eso es muy cierto.
La rumana consiguió ropa también y gastó re poco. Ro se puso una visera y me recordaba a Forrest Gump, no se si Forrest usaba visera pero me hizo acordar que querría volver a verla con el proyector en la terraza.
Golpeé sin querer a varias señoras con la valija, algunas se reían y otras me querían re cagar a puteadas, pero bueno, hacía mucho calor y los pasillos eran muy muy angostos y cada vez se achicaban mas y mas. Al fin nos fuimos a comer.
Fuimos a los mariscos otra vez y el mozo recordaba lo que habíamos pedido como un mes atrás, nos sorprendió mucho y pedimos. Me acordé de Cancún y del Crustáceo Cascarudo, y de lo bueno que estaba el pescado que comimos ahí. Un marlín con no se que más, me había olvidado del nombre hasta que hoy más tarde pasamos por otro bar que se llama Bob Marlín. El dibujo era un marlín con gorro y rastas, me causó mucha gracia.
A la nochecita Erick finalmente proyectó en la terraza el video de su familia. Su abuelo registró con una 8mm practicamente toda su vida, desde antes de casarse hasta el nacimiento de los primeros nietos. Erick lo editó y compaginó increiblemente para un trabajo de la escuela, hace como diez años, pero ahora que lo encontró lo quiere mandar a un festival o algo así. Nos encantó, a todos. Vi en el video a tanta gente desconocida pero a la vez también vi  a mi propia familia, y me emocionó, y me dejó tan pensativo y nostálgico, más que siempre.
Me puse a pensar en que hace ya dos meses que llegamos, en lo mucho y poco que es, y en todo lo que este viaje modificó en mi, adentro. Me dio como un poco de escozor, o no se bien que, pero me movió algo en algún lado.
Me puse a pensar también en que me queda un mes, nada más. En lo mucho y poco que también es, y en lo mucho por supuesto que voy a extrañar todo cuando lea esto, o cuando vea las fotos de la casa de Chapu, o de los murales de Orozco, o de los chicos. Al fin y a cabo me la paso extrañando tal vez, pero me di cuenta que no me hace mal y que por contrario, puedo convivir con ello eternamente, como el abuelo de Erick, tal vez si, tal vez no. No me importa.
Esta ya es la tercera noche viviendo en la casa de los chicos, bueno, en nuestra casa de ahora en Santa Tere. Y nos encanta también. Andra armó una reunión de consorcio e hicimos los cronogramas para limpiar y clasificar la basura y reciclar. A mi me toca el living y los vidrios de adelante, y reciclar esta semana porque ya para la próxima vez ni voy a estar en México, y eso me dio una cosa adentro, una vez más.
Cuando terminamos brindamos con tequila Don Roberto para sellar el pacto y oficializar la bienvenida, nos reímos mucho, nos abrazamos y nos fuimos a dormir.