jueves, 9 de mayo de 2013

Crónicas del último mes en México. #3

 Un sueño.

A la mañana nos peleamos otra vez por plata y me aburre tanto, me canso y no me divierte.
Pero es como el dilema y yo se que hay que hablarlo y que muchas veces nos equivocamos, casi siempre pero bueno, es difícil y distinto a todo lo que hubiésemos imaginado. Pero me agotó.
Ro me contó mas tarde que fue la primera vez que soñó acá en México, o la primera vez que se acuerda al menos. Soñó que volviamos a Argentina, que estaba en Mercedes y que luego regresaba a trabajar o algo asi. Loco.
Hoy hicimos el segundo taller, vinieron dos chicas.
Eran tímidas y apenas hablaban. No me acuerdo los nombres ni la cara de una, y eso que eran dos.
Pero eran macanudas.
Ro hizo todo tan bien como siempre, muy genial. Yo quise explicarles que la prensa era igual a la del matambre. Acá no tienen matambre, ni prensa de matambre. Me reí y seguí pasando las diapositivas.
Vino Cami a sacar unas fotos re pro. Yo quería ordenar y ella desparramaba todo para sacar las fotos y ponía a las galletitas con las reglas y las trinchetas y los papeles de colores. Les quedaron super.
En un momento más que inesperado, en plena situación de cómo coser un cuadernillo de papel a otro, la llaman a Ro al teléfono. Eran los de la agencia, que ya la contrataban y que le daban tres meses de prueba y que mañana mismo podía arrancar.
Tuvimos que reprimir el festejo y seguir con la clase, fue de lo más raro.
Las chicas hacían todo al pie de la letra pero seguían sin hablar, a Ro eso la ponía nerviosa y ella hablaba aún más, obvio. A mi también pero bueno, mientras tanto ordenaba y pensaba.
Me acordé de las tardes melancólicas en Tulúm, pensando en la vida y en cómo iba a ser todo.
Ese lugar tan hermoso pero tan raro, que me ponía raro, a pensar todo el tiempo más que nunca. Quizás no imaginaba que las cosas se iban a dar tan así, pero en un punto lo suponía, no se. Me acordé de eso.
Volví al taller y ya quedaban solo unos minutos.
Ordenamos todo, nos despedimos hasta mañana y nos fuimos a festejar a Papa Cabaña, donde sino.
Pedí una árabe como siempre, y para brindar la Pacifico, mi favorita.
Hablamos de todo y como siempre nos reímos y reflexionamos, Papa Cabaña nos provoca eso. Siempre siempre.
Cami decía que ella no iba a permitir que sus hijos escuchen Justin Bieber, Ro tampoco. Yo decía que si, que los iba a dejar crecer libres con lo que les guste, sin imponerles nada, y los iba a dejar escuchar Justin Bieber o ver verano del 98 o lo que sea.
Y me acordé otra vez de mis papas y agradecí internamente haberlos tenido, tan eternamente increíbles, tenerlos, tenernos. Gracias.
Más tarde buscando ropa para el primer día de trabajo de Ro en la habitación de Cami, nos seguimos riendo y viendo fotos y planeando vidas futuras y premios Grammys por ganar e hijos negritos por tener.
Cami me preguntó por qué yo también no me buscaba un trabajo en vez de volver a rascarme las bolas a Argentina.
Yo me reí. Y por adentro me reí aún más fuerte.
Ahora me causa gracia pero lástima también, y bueno, me di cuenta que una mitad iba a pensar así, y otra iba a realmente entenderme. Pero también me di cuenta que no quiero explicar más, que me cansa y que me aburre, igual que pelearme por plata.
Los que no me entienden, una lástima.
Los que si me entienden, quizás son los que me conocen tanto como yo me conozco a mi mismo, y así estoy bien.
Hace un rato me mensajeé con la pichu. Estaba en pedo y me escribía todo mal.
Le conté lo de Ro, se puso contenta por lo que pude entender, y me preguntó algo como si ese era su sueño. No entendí bien.
Nos reímos mucho de sus palabras beodamente inventadas.
Nos despedimos y yo le dije algo asi como que mi sueño son ellos, en chiste y en serio.
Respondió algo que no logré descifrar, y se fue a dormir.








1 comentario:

missagus dijo...

yo te entiendo <3